viernes, 13 de febrero de 2015

Reflexiones de Iván Valero Monío de los vídeos "Aula inclusiva: lápices al centro" y "El viaje de María"

"Aula inclusiva: lápices al centro"


En este vídeo vemos cómo dos grupos de trabajo que tienen que resolver un problema, proceden a la resolución de dos maneras muy diferentes.

En la primera parte del vídeo vemos cómo hay una niña que es la encargada de dirigir al grupo y de distribuir las tareas de cada miembro. Trabajan de una forma que cada uno adopta un rol dentro del equipo y no continúan con el problema hasta que no se aseguran de que todos entienden lo que se tiene que hacer para llevar a cabo la resolución del problema. Antes de empezar vemos que un niño se encarga de leer el problema al resto. Los roles que distinguimos dentro del equipo son, la encargada de dirigir al grupo, el que compra los zapatos, el dependiente, y el que cuenta el dinero.

En la segunda parte del vídeo vemos cómo, a diferencia del grupo anterior, el encargado del grupo no participa en ningún momento, es decir, supervisa el equipo sin intervenir, dando la sensación de que no se está enterando de nada. La forma de trabajar es muy diferente a la del primer grupo, ya que todos adquieren el mismo rol, es decir, todos leen a la vez el problema y todos trabajan a la vez, asegurándose también de que todos saben resolver el problema antes de seguir adelante.

Las diferencias entre los dos equipos se aprecian a simple vista, lo que a mi parecer no tendría por qué suponer un problema si se tienen recursos para evitar que el grupo que termine antes se quede sin hacer nada. Por ejemplo, si en esta clase vemos que un grupo termina antes que los demás, los miembros de este se podrían repartir en los demás grupos de la clase para  ayudar al resto.

 

"El viaje de María"



María es una niña con autismo, cosa que no debería suponer problema a la hora de que María vaya a una escuela ordinaria con los demás niños de su edad. 

Si  tanto defendemos las aulas cooperativas e inclusivas y queremos conseguirlas, tener una niña con autismo, más que un problema, podría ser una oportunidad de enriquecernos como personas y poder conocer las rutinas de estas personas y aprender nuevas técnicas de trabajo que poder aplicar con el resto de la clase para conseguir que los niños con esta deficiencia se sientan integrados. 

En mi opinión, como persona y futuro docente, no encuentro ningún motivo para privar a estos niños de ir a una escuela ordinaria.

IVM

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